1. Las niñas también echan el chorrito aunque no tengan pistola.
2. Los bebés recién nacidos hacen popó de diferentes colores, entre ellas algo así como la nutella pero más negra (suerte la próxima vez que comas nutella).
3. No le preguntes a tu esposa si le duelen las contracciones. Pellízcate un testículo y ve si duele.
4. Dormir es un regalo de dios.
5. Controlar el pipi de tu hijo para que no se orine encima de ti (o él, o la alfombra, o el perro) es imposible.
6. Un bebé puede eructar (y pedorrearse) más fuerte que un adulto.
7. La sonrisa de un recién nacido es sólo un reflejo. No es que digas buenos chistes o que les entienda.
8. Les encanta cagarse justo cuando les cierras el pañal limpio. Es inevitable.
9. Los bebés se pueden “emborrachar” de leche y entrar en un delicioso estado de coma.
10. Tus prioridades ya no son prioridades:
¿Cagar? en la oficina.
¿Lavarte los dientes con tu cepillo eléctrico nuevo? JA! Dos minutos de higiene bucal, o dos minutos de dormir. Tú escoges.
¿Comer? dile adiós a la comida caliente.
¿Dormir? ¿Qué es dormir?
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11. Los bebés no tienen cejas (a que no te habías dado cuenta).
12. Salir con gemelos es un evento en sí, aunque sea a la esquina.
13. Es muy cierto que el instinto paternal nos protege durante la noche y no siempre escuchamos los lloridos de un bebé (y cuando los escuchamos nuestro instinto también hace que nos hagamos güeyes de vez en cuando).
14. A los hombres se nos prende o apaga un switch, no sé, pero cuando es momento de cambiar el primer pañal cagado el asco desaparece y hasta nos sentimos un poco a gusto.
15. Limpiar a una nena se hace con mucho cuidado de adelante para atrás, o sea, de la pipí a la popó para no causar infección. A un niño se limpia como sea y se acabó.
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Muchas lecciones este mes, a ver qué aprendo el que sigue.
